“La ropa es inevitable. Es nada menos que el mobiliario de la mente
hecho visible”.
James Laver, style in costume.
Podemos andar por lugares repletos de gente,
no abrir boca ni cruzar palabra con ellos pero percibir instantáneamente su
sexo, su edad, procedencia, profesión, personalidad, y la clase social a la que
pertenecen mediante lo que llevan puesto. Registramos inconscientemente gran
cantidad de información gracias a la indumentaria y es que siempre ha sido
usada como una de las principales formas de lenguaje.
Antigua y universal, actualmente con la
semiótica los sociólogos describen la moda como un lenguaje no verbal de la
comunicación.
“Se sabe que la vestimenta no expresa a la persona sino que la
constituye; o más bien es sabido que la persona no es otra cosa que esa imagen
deseada en la que el vestido nos permite creer”.
Roland Barthes
Ante
estas afirmaciones, descubrimos la perspectiva sociológica de la moda en manos
de Laia Riudalbàs, estudiante de dicho grado en la Universitat Autònoma de
Barcelona. La moda para ella es percibida como un factor cambiante a lo largo
de la historia, que se define de manera externa a los seres humanos, no
solamente por su forma de vestir sino también por su ideología. Si nos
adentramos todavía más en el mundo de la sociología, Riudalbàs se atreve a
destacar que la moda es un mero reflejo de la sociedad que nos muestra la gran
división social que lamentablemente existe en el mundo, ya que tanto nos
comunica la diferencia del sexo como la diferencia de las clases sociales. Así
mismo en términos sociológicos, la moda podría estar definida como un mero
reflejo de la sociedad:
“Creo que la indumentaria refleja totalmente la personalidad de cada
individuo, es más si nos fijamos en nuestro entorno, en nuestros alrededores,
los grupos de amigos, las parejas tienden a marcar una línea similar a lo hora
de vestirse. Incluso utilizan los mismos tonos, y ya os digo que todos estos
aspectos no son solo una simple casualidad. La vestimenta es un complemento más
que define la manera de ser de una persona”.
Para la
entrevistada cada ámbito tiene su lenguaje adecuado a sus formas de expresión,
con conceptos y conocimientos específicos. Pero si de una cosa podemos estar
satisfechos los individuos de nuestra sociedad es por la habilidad comunicativa
que poseemos, ya que los lenguajes terminan difundiéndose y nosotros nos
prestamos a tales simbologías de interacción. Sociológicamente hablando,
Riudalbàs destaca como la forma de vestir nos define pero también añade que la
ropa no es nada más que el enmascaramiento del propio “YO”. Con esto quiere
decir que no por vestir de una manera hayas de pensar como tal. La indumentaria
te puede definir como persona, por los gustos, por la personalidad, por la
clase y por la cultura pero el pensamiento es difícil de expresar si no
conocemos el interior de aquel individuo. No quiere decir que la ropa no ayude
a prever los pensamientos de una persona pero de una manera muy general.
Decidir
que ropa nos compramos o que look
luciremos, no hace otra cosa más que definir nuestra personalidad pero hay múltiples
factores que también influyen, como por ejemplo la circunstancia para la que
decidimos lucir un determinado conjunto.
Las
prendas adquieren un significado u otro dependiendo de las circunstancias en
las que se lucen, ya que el concepto de ropa apropiada depende totalmente de la
situación. Mediante la comunicación verbal podemos distinguir claramente entre
quien formula una oración de forma correcta y quien formula una oración de
forma incorrecta. De este modo, mediante la comunicación no verbal también
podemos percibir claramente entre quien sabe manejar su indumentaria de forma
correcta o incorrecta dependiendo de la situación. Por ejemplo un vestido
colorido sienta genial para salir de fiesta pero desentona totalmente para
acudir a un entierro, ya sabemos que se trata del mismo vestido pero la ocasión
varía y el mensaje que este comunica también.
De
este modo apreciamos la importancia que adquiere la ropa dentro de nuestra
sociedad y la forma en que la combinamos. La indumentaria lucida construye nuestra
propia credibilidad hacia los demás e influye en cómo los demás nos perciben.
La
mayoría de los historiadores de la indumentaria han asumido que las exigencias
impuestas por la utilidad, por el estatus o por la edad deben haber sido las
responsables de la invención de la ropa. Luego con todo ello ha jugado el
sentido común de las personas y la interpretación que podemos efectuar al
respeto. Otros factores como por ejemplo el color o los tejidos también pueden
modificar la lectura que el receptor de un determinado conjunto pueda codificar
respeto su emisor.
Infografía de Joana Trullàs |
El
primer signo de comunicación no verbal y el que causa un mayor impacto e
inmediatez en el ámbito de la moda, es el color. Los psicólogos han descubierto
que determinadas tonalidades alteran la presión sanguínea, los latidos del
corazón y el ritmo de la respiración. Cuando una persona se acerca hacia
nosotros, el primer aspecto que detecta nuestro campo visual es el color de la
ropa que lleva. La tonalidad en el vestir es como el tono de voz en el habla,
ya que puede modificar por completo el significado del mensaje transmitido.
Ante
estas afirmaciones, descubrimos la perspectiva psicológica de la moda en manos
de Gerard Pusó, estudiante de dicho grado en la Universitat Oberta de Catalunya.
La moda para él es percibida comoun
concepto subjetivo y como una corriente social que depende del grado de
aceptación y satisfacción de los miembros que la componen. Para Pusó, si algo
está de moda es porque una cantidad importante de gente ha optado por elegirlo
y por propagándolo hasta convertirse en un elemento mayoritario dentro de
nuestra sociedad:
“Cada uno tiene su
percepción de las cosas y lo que para mí puede estar de moda, para mi amigo
puede no estarlo. Al igual que una cosa puede estar de moda en un lugar
concreto, y en otra parte no. Dependerá siempre del grado de percepción de la
sociedad y de la personalidad, algo tan libre y propio de cada persona”.
Para el entrevistado primero está la personalidad
y posteriormente la vestimenta, como forma de expresión. Por ejemplo, aquel
individuo sencillo y discreto optará por una ropa sencilla y discreta, ya que seguramente
con otro tipo de vestir no se sentiría cómodo. Se trata de una forma de
lenguaje mediante la cual el receptor ha de descodificar las características
que desvelan la personalidad del emisor. Si nuestras prendas quieren aportar
algún aspecto en concreto pero no son interpretadas por nuestro destinatario
como tal habremos aportado un mensaje pero no se habrá transmitido el
comunicado que pretendíamos.
A diferencia de Roland Barthes, Gerard
Pusó descarta que la personalidad se forma mediante la vestimenta que llevamos.
Para él la manera de ser del sujeto se ha consolidado mucho antes que la
vestimenta, teniendo en cuenta que el tipo de ropa que lucimos es algo que en
mayor o menor grado cada uno puede elegir según su personalidad y no a la
inversa.
Des del punto de vista
de la psicología, la indumentaria que lucimos revela pistas sobre la
personalidad del individuo, si es discreto, extrovertido, alegre, etc. Pero
dichas intuiciones pueden disponer de un considerable margen de error, ya que
saber cómo piensa una persona es muy difícil de ser interpretado y representado
mediante la ropa. Así mismo, también destaca como las emociones pueden variar
en cuestión de segundos ya que si una persona está animada en el momento de
vestirse es posible que adecue la ropa a su estado, con colores vivos, también
puede pasar la opción contraria que una persona desanimada vista de cualquier
modo con tonalidades apagadas. Así mismo las tonalidades para el entrevistado
también pueden influir en el estado de ánimo, ya que si vestimos con colores
vivos o alegres puede ser que tu estado cambie del pesimismo al optimismo
simplemente con la forma de verte. Por lo tanto, Pusó considera que las
tonalidades del vestir pueden influir en el estado anímico pero no cree que la
personalidad se consolide mediante las formas de vestir.
Recuperando
la perspectiva sociológica de Laia Riudalbàs, el estado de ánimo influye
íntegramente en la tonalidad del vestir. La moral de las personas no se muestra
solamente en la manera de actuar sino también en la manera de lucir nuestra
indumentaria. Cuando estamos tristes vemos el día de color gris, apagado,
aunque haga un sol radiante. Del mismo modo nos mostramos a los demás, ya que
cuando no estamos bien anímicamente acostumbramos a vestirnos con los colores
más apagados que tenemos en el armario, ya que no queremos ser objeto de
atención. De igual modo que a lo largo del invierno no nos vestimos con colores
vivos o llamativos ya que el tiempo no nos acompaña. Lo mismo pasa con nuestro
estado de ánimo ya que la ropa es un espejo de nuestro estado interior.
El
mundo del comercio textil, que se aleja de la producción en cadena, trata las
tonalidades de los tejidos como un elemento primordial y como aquel factor que
puede llegar a influenciar nuestro estado anímico. Para la diseñadora Montse
Caballero de “Els vestits de la Mont” ropa para ceremonias, los colores son
importantísimos sobre todo por como sientan a cada uno.
“Durante todos estos
años que llevo en el oficio de la moda, cada día en el probador con clientas, lo
veo más claro; no todos los colores sientan bien a todo el mundo, dejando
aparte tendencias y modas…supongamos: por mucho que se lleve el color
"coral", por ejemplo, si no encaja en tu tono de piel-cabello nunca
te va sentar bien, mejor que escojas otro que te realce tu tono. Te verás y
sentirás mejor. Es curioso como con los
años mucha gente se acomoda a vestir unos determinados tonos y su armario puede
ser incluso monocolor, bicolor o máximo tricolor. Una persona que escoge tonos
neutros o apagados suele ser de carácter reservado y una que compra colores vivos
es más extrovertida, hablando en términos muy generales, los colores son todo un mundo”.
Hasta
ahora nos hemos centrado en la tonalidad del día día pero Montse Caballero, con
su exclusividad artesanal encarada al mundo de las ceremonias nos aporta un plus
y es que para fechas señaladas como bodas, bautizos y comuniones este punto de
vista puede cambiar. ¿Qué tonalidades acostumbran ser las más solicitadas por
los clientes para vestidos de fiesta y ceremonias?
“En general se venden más a parte del blanco y el negro,
el rojo y el gris en todas sus tonalidades. Pero esto va muy por zonas, en
Catalunya la gente se tira más a los tonos neutros y en otras partes de España
gustan colores vivos o incluso muy vivos. Esto también es una cosa muy
comentada por los representantes de tejidos que viajan por toda la península”.
Modelo "Els vestits de la Mont" |
Caballero
siempre confecciona sus piezas artesanales y vestidos pensando en la influencia
que pueden aportar sus tonalidades. Para ella el color es básico en un diseño
por ese motivo, en general, primero escoge la tela y el color y después piensa
en el diseño. Exclusividad y diferenciación aportan todas sus creaciones y es
que la importancia comunicativa que decide darle a todos sus productos habla
por sí sola. Progreso,
contraste e innovación. Montse caballero quiere llevar más allá los tópicos del
blanco total en los vestidos de novia:
“El blanco está
fantástico, pero ¿estamos un poco estancados? Se trata de innovar y el toque de
color, poco o mucho, en un vestido de novia es el "toque personal " que
cada novia le da, significa personalidad....para que no vayamos todas vestidas
"en serie". Recordemos que en teoría blanco de los vestidos de novia
significa virginidad”.
Romper
con la blancura total se ha convertido en la filosofía de Caballero, un aspecto
que moderniza dichas tradiciones y que según afirma ella:
“Creo que a las
grandes marcas les cuesta mucho innovar. Pero esto, claramente, nos beneficia a los pequeños diseñadores. La
diferenciación y la innovación en diseños es la clave para que los diseñadores
artesanos podamos trabajar por nuestra cuenta ,tener nuestro rincón en este
sector, trabajar con total libertad,
trato directo con los clientes y no estar sujeto a órdenes y limitaciones de
las grandes firmas. Pero dedicarte a este oficio necesitas, además; mucha
paciencia, amor por tu trabajo, disciplina, confianza y honestidad”.
Modelo "Els vestits de la Mont" |
La
indumentaria es libertad de expresión y uno de los privilegios y placeres del
mundo libre. No habla, pero comunica más que cualquier otro lenguaje. Se trata
del reflejo del alma, aquello tan grande que mediante las palabras no podríamos
expresar y es que la ropa y las tonalidades resulta un código internacional que
cualquier persona sin importar la edad, el sexo, la cultura o incluso el
lenguaje podría descodificar.
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La
industria de la moda ha abusado de la producción en cadena, cantidad de prendas
que se originan sobre unos mismos patrones. En definitiva, una repetición de
modelos que no permiten la exclusividad ni la diferenciación.
Nos
encanta seguir la moda, pero también nos gusta sentirnos especiales y aplicar a
nuestras prendas un toque de diferenciación y exclusividad. Se trata de emplear
un mecanismo regulador de elección, en función de criterios subjetivos que
deben asociarse al gusto individual sin depender del gusto colectivo.
¿Cómo
dar un toque de personalidad a nuestros looks? La respuesta a ésta pregunta nos
adentra en el mundo de los tejidos artesanales un sector que se difunde tanto a
nivel comercial como casero.
En
el ámbito comercial encontramos el caso de Montse Caballero, diseñadora y
propietaria de “Els vestits de la mont”, ubicada en Manresa en la calle Angel
Guimerà 56-58. Caballero confecciona todas sus piezas siguiendo los principios
de la modistería artesanal.
Su
afición por el mundo de la moda empezó desde bien
pequeña, ya que sus padres tenían un pequeño taller de modistería. Pronto
aprendió a desvestir a sus muñecas y a confeccionarle sus propios diseños con
alfileres.
“Lo tuve muy claro
siempre. Se puede decir que nací entre retales porque mi madre era modista
artesanal o de "las de antes" muchos puntos a mano”.
Para
la diseñadora las piezas de ropa hechas a mano resultan únicas y especiales, ya
que puedes diseñar todos los modelos de forma diferente. A Caballero le encanta
la exclusividad y trabajar uno a uno sus vestidos.
“En caso de que corte dos patrones iguales, ya con las telas y los
acabados, siempre les doy un aire completamente distinto”.
Considera
que las piezas confeccionadas a mano requieren un mayor tiempo y lamentablemente,
hoy en día el tiempo es sinónimo de dinero y de valor.
De
ese modo, como adversario de la moda artesanal encontramos la producción en
cadena que nos ofrece la fabricación industrial. Para Montse Caballero, dicho método
productivo es percibido como:
“Se trata de un método que está muy bien, siempre y cuando se haga de
manera sostenible: no en talleres ilegales ni con trabajadores explotados en países
tercermundistas, la realidad da miedo. Se ha perdido el valor real de lo que
cuesta hacer una simple blusa. La producción en cadena, permite rebajar los
costes a unos precios muy bajos. En cambio el coste de empezar y acabar la
misma pieza, pero solo una, se puede multiplicar por diez”.
Aunque
la producción en cadena vaya ganando terreno en el sector de la moda, la ropa
artesanal siempre estará ahí aportando su toque distintivo y personalizado.
Actualmente, la moda artesanal sigue estando muy solicitada por los miembros de
nuestra sociedad, según afirma Caballero:
“Hay una parte de público
importante que se interesa mucho por la artesanía, valora mucho este tipo de
productos y cada vez creo que serán más buscados”.
Lamentablemente,
dichas piezas están un poco infravaloradas por los miembros de nuestra
sociedad, teniendo en cuenta el esfuerzo y la dedicación que requieren a la
persona que las confecciona, en este caso Montse caballero:
“A veces están un
poco infravaloradas, por la diferencia
de precio de compra que puede haber entre un producto artesanal y uno industrial. Por eso los artesanos
siempre nos vemos un poco obligados a: "intentar ajustar precios”. Aunque
siempre depende del tipo de cliente, si es un cliente bien informado nunca te
discutirá el valor de la prenda”.
Totalmente opuesta a la producción comercial de la artesanía
encontramos la moda casera, confeccionada a mano. Este es el caso de Beni Gordo, amante de la moda y del
diseño personal mediante tejidos de hilo. Le gusta confeccionar prendas o
accesorios a través de ganchillo y ya se ha convertido en una afición para
ella.
Define
la moda como aquellas tendencias repetitivas que pueden llegar a marcar o
modificar la conducta de un individuo, ya que la ropa no solo construye la
fachada de las personas, sino que nos puede llegar a comunicar el interior de
éstas. Se trata de una comunicación no verbal que nos ayuda a interactuar con
todos aquellos que nos rodean a diario.
“La prendas confeccionadas manualmente resultan especiales, disponen
de mayor dedicación que las industriales. Regalar una prenda comprada en una
tienda y otra confeccionada a mano no dispone del mismo efecto ni cariño”.
Los tejidos de ganchillo nunca pasan de moda,
resultan la prenda estrella de cualquier almario. Aunque la moda evolucione,
Beni considera que la artesanía en la ropa siempre aporta un plus al que la
lleva y convierte un look normal, en un look extremado.
“Me gusta confeccionar algunas prendas artesanales para las más
jóvenes de la familia, les encanta combinar los looks más tradicionales con los
manuales. Unos tejanos con un chaleco o una chaqueta tejida a mano pueden
resultar de lo mas extremado con cualquier tejano”
Cada vez las prendas confeccionadas a mano
están más buscadas. Por eso motivo, por el toque diferenciador que le dan al
que las luce. Muchas marcas de ropa han decidido introducir tejidos
industriales a sus líneas de moda. Pero no resulta lo mismo, aunque disponen de
acabados maravillosos.
“Mediante mis confecciones, tejidos a ganchillo o accesorio busco la
diferenciación. Pero no solo la diferenciación de la prenda respeto las del
mercado, sino el valor sentimental y la dedicación del trabajo a mano, del
esfuerzo y de las horas dedicadas”
La confección manual aporta un diseño
exclusivo, que puede incluso recordarnos a la moda de la alta costura. Las
prendas efectuadas manualmente se adaptan a la figura de la persona que las va
a lucir. Podemos compararlo con la ropa hecha a medida, teniendo en cuenta que
el hilo se adapta al tallo de la persona dejando a un lado los patrones.
“Para mí los patrones resultan la basa de la prenda, en sentido
general. Pero, luego adapto los puntos, la largura y la anchura a la persona a
la cual voy a regalar dicha prenda”.
Poco a poco, el mundo del tejido artesanal se
ha abierto camino entre el mundo del comercio y de la moda. La sociedad en
general está cansada de resultar una marioneta de la industria de la moda, de
lucir los mismos looks que todos, de resultar uno más dentro la sociedad de
masas y se busca la distinción por encima de todas las otras cosas. De aquí
también nace el que conocemos como la moda
alternativa.
Pero no todos los aficionados a la moda
artesanal quieren dedicarse al mundo del negocio y comercializar sus prendas
como reconoce Beni Gordo:
“Nunca me lo he tomado como una idea de negocio, para mí se trata de
una afición, una manera de dedicar el tiempo en lo que me gusta y, sobretodo,
distraerme. Por ese motivo nunca he asistido a cursillos profesionales, he sido
totalmente autodidacta, me he guiado por revistas de ésta especialidad o bien
he compartido ideas con otras amigas que igual que yo comparten esta afición
por el mundo del ganchillo y de la moda artesanal en general”.
Otro
caso de afición por la moda artesanal, en el ámbito casero, alejado de la
producción comercial encontramos el caso de Elsa Moreno:
“Mediante la confección artesanal busco el valor de la
exclusividad, me gusta ser diferente y para ser diferente una de las opciones
es hacerlo tú misma. Creo que la mayoría de la gente viste igual y eso me
parece aburrido”.
Moreno
empezó su afición por los trabajos manuales cuando era muy pequeña, debido a la
gran creatividad e imaginación que siempre ha tenido para planificar y crear
sus propias cositas.
Resulta
conveniente añadir que se trata de una afición que siempre ha querido tener y
hacer, le encanta y no solamente lo lleva a cabo cuando está aburrida, sino que
busca cualquier momento y saca tiempo de donde sea para hacerlo.
Define
la moda artesanal como aquel proceso manual que nos permite obtener prendas
distinguidas y con un valor superior al que pueden aportar las piezas
industriales.
“Una vez finalizadas
tus confecciones, además de obtener piezas exclusivas considero que obtienes un
valor añadido por toda esa planificación, tiempo, dedicación y sobre todo por
la satisfacción de saber que esa pieza está creada por ti misma, sabiendo que
nadie más la va a tener igual”.
Para
Elsa Moreno dar su opinión sobre la producción en cadena resulta una cuestión
delicada, ya que su respuesta puede variar dependiendo del punto de vista en
que se mire. Así mismo, si lo mira como si fuese ella misma la propia
empresaria, la producción en cadena sería definida como aquél factor que le
permitiría una gran capacidad de producción mediante un coste barato.
Contrariamente, si lo mira des del punto de vista del consumidor, esta opinión
cambia rotundamente.
“Es verdad que el precio que pago es muy superior al del
coste del producto pero siguen siendo precios asumibles pare mi bolsillo, Pero
si me paro a pensar en lo que está bien moralmente, humanamente, culturalmente
quizá mi opinión cambia”.
Lo hemos percibido con nuestra anterior
protagonista, Beni Gordo, y es que los tejidos de ganchillo no pasan de moda.
Aunque la sociedad evolucione hay piezas estrella que nunca dejarán de serlo.
Para Moreno tal afirmación resulta verídica, pero afirma que en la actualidad
no considera que las piezas confeccionadas mediante la técnica del ganchillo
aporten looks exclusivos a las
personas que los lucen:
“Hoy en día existen
muchas piezas hechas a ganchillo y producidas en cadena y en grandes
cantidades”.
Ante
dicha afirmación, también añade que las personas que lucen piezas a ganchillo,
confeccionadas manualmente, las valoran mucho más que si las hubieran comprado
en cualquier tienda de ropa. Tal valor afectivo nunca ha decaído y es que
actualmente el mundo de la moda artesanal está en auge, ya que cada vez son más
las personas que precisan lucir dichas prendas y cada vez menos las que pueden
permitirse dichos precios.
“Los productos artesanos son bastante más caros que los
otros y eso hace que no sean accesibles a todo el que quiera sino solamente
accesibles a aquellas personas que quieran y sobretodo puedan”.
Quizá si su precio fuera más asequible a todos
los bolsillos veríamos más looks con piezas artesanales sobre todo para
ocasiones especiales como bodas, fiestas o bautizos.
“Así se buscaría esa exclusividad y “diferencia” que estas
piezas ofrecen. Normalmente, en estas ocasiones el precio no importa ya que
cuentas con algo más de presupuesto”.
Como consumidora y confeccionadora de dicha
moda, para Elsa Moreno la artesanía en la moda resulta un sector que está
infravalorado, ya que no se tiene en cuenta ni tiene relación el valor
monetario con el esfuerzo y la dedicación que requiere la confección de dichas
piezas.
“La gente que nos
dedicamos y lo consumimos, lo sabemos valorar y sabemos su coste, tanto en
economía como en dedicación. Por el contrario, considero que si no estás dentro
del tema, quizá te cueste ver el valor porque algunas veces simplemente te
quedas con el precio de las cosas y no entiendes el motivo de ese precio”.
Las piezas que confecciona Elsa Moreno, no
disponen de ningún valor empresarial, ya que no las efectúa con tal intención.
“Me encantaría pero eso supondría renunciar a mi querido
trabajo. Creo que dedicarme al comercio de la moda artesanal requiere una
dedicación total de todo tu tiempo laboral. De todos modos creo que no es un
mundo fácil”.
Observados tres puntos de vista muy unidos
pero a la vez diversificados, ya que una de ellas ha decidido encaminar el
mundo de la moda artesanal al comercio y las otras dos han decidido tratarlo
como una mera afición, podemos afirmar que la artesanía se trata de un tipo de
moda que por encima de todo va a permitir la diferenciación que nunca nos podrá
aportar la producción en cadena, ya sea por la exclusividad que aporta o por el
toque de amor que imponen sus creadores.
Y es que...¿a quién no le gusta sentirse especial?
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