Entre
cuestas, murallas y miradores subir a los torreones del castillo de Papa Luna ya
se ha convertido en una costumbre, cada vez que me acerco a Peñíscola. Recuerdo
cuando era pequeña que para mí corretear por dicha fortaleza se convertía en
una aventura, los juegos de luces y las sombras del castillo papal de Peñíscola
dejaban volar mi imaginación. Años después decidí volver a subir a la cima y
sentir nuevamente como en éste escenario cualquier secreto o cualquier
misterio, incluso los inventados, tienen cabida aquí.
Según
cuenta la leyenda, el Papa Benedicto XII quiso huir de su fortaleza en
Peñíscola. Durante una noche, él mismo esculpió una escalera en la piedra que
le permitiría acceder al mar. El precio de tan descomunal esfuerzo ocasionó la
pérdida de su anillo papal, una valiosa joya que cayó al mar y que aún nadie ha
logrado encontrar desde entonces. Pero el elemento más buscado de esta leyenda
no ha sido el anillo papal, sino un enigmático pergamino sagrado y prohibido
llamado Código Imperial. Dicho
documento revelaba un enigma que helaba la sangre de todo aquél que lo leía.
Me
acompañaron a lo largo de ésta aventura unos zapatos de charol granate Coolway,
unos tejanos a media caña de MET jeans, Chaquetón de pelo negro, camiseta
vaporosa roja, jersey de punto blanco y pañuelo a cuadros, de Stradivarius.